Tesoros de la Naturaleza cerca de Madrid
La dehesa Boyal en Somosierra
Nos empeñamos en que descubráis lugares que no por ser menos conocidos son menos hermosos y delirio para los visitantes.
Tenemos el hayedo de Montejo en la antaño mal llamada "la
sierra pobre de Madrid", pero es inevitable cuestionarnos; ¿Por qué nadie se ha enterado que más al norte
las hayas abundan diciendo estamos aquí y no es necesario guardar colas , rutas
guiadas o pedir permiso para verlas a ninguna institución u organismo?. El Hayedo de Montejo acapara las miradas dándonos
la sensación de que realmente este es el
único enclave de naturaleza virgen y espectacular que podemos ver en esta
estación del año, mientras que a pocos kilómetros de aquí, en pleno puerto de
Somosierra encontramos otro bosque al menos tan espectacular e interesante como
aquel.
Este bosque, más conocido como Dehesa Boyal, es una de las
reliquias botánicas que aún quedan en la región, otro de los espectaculares
recuerdos de épocas glaciares que por escasos en estas latitudes, urge
conservar y proteger antes de que sólo podamos verlo en postales y cuadernos botánicos.
Para llegar hasta el Abedular o dehesa boyal de Somosierra, debemos abandonar
la autovía de Burgos en el kilómetro
91, que da acceso al pueblo del mismo nombre, antes de sortear el puerto. Porque
elegir rincones masificados teniendo tan cerquita estas maravillas de la
naturaleza como son Robles, Avellanos, Abedules, algún abeto de Douglas y
mostajos. Pero los reyes son los enormes
ejemplares de acebos que aparecen con frecuencia, y que sin embargo dentro de
poco quizá sólo podamos verlos fotos gracias a la acción del hombre que los
maltrata sin pensar en estas fechas.
Las condiciones idóneas de humedad y frescor para poder dar
aliento a estas especies que, en condiciones normales, no son habituales de la
meseta sur, se mantienen en este bucólico rincón de la Fuentefría, junto al
abrevadero para animales, con algunos troncos que hacen las veces de asientos,
es uno de los más encantadores de toda la Sierra Norte.
En las cotas más bajas los ejemplares más imponentes de
abedules brillan con sus famosas cortezas plateadas que reflejan los rayos del
sol. No te puedes perder los increibles ejemplares de hongos que
aprovechan los troncos de algunos de ellos para crecer y desarrollarse,
aprovechando la humedad. Los contrastes de colores entre las diferentes
especies se hacen aquí más patentes, obligando a todos los visitantes a admirar la magia de los bosques por encima
de su cabeza, intentando asimilar esta sobredosis otoñal.
Hayedo de la Pedrosa Segovia
Reflejando la magia del otoño nos aguarda solitario.
También nombrado como hayedo de Riofrío de Riaza formaría,
junto con el de Montejo y el de Tejera Negra, una legendaria tríada de rarezas
en el centro de la península. De los tres, este es el menos conocido, al que se
llega por carreteras más secundarias. Desde Riofrío se asciende al puerto de la
Quesera hasta que nos topamos con el hayedo. Lo más práctico es subir
hasta el puerto y deshacer el camino a pie. El pequeño hayedo trepa por fuertes
pendientes acompañado por robles, serbales, acebos, abedules y tejos. En los
alrededores se encuentra el santuario de la Virgen de Hontanares, rodeado de un
extenso bosque de roble melojo de ejemplares centenarios y praderas donde
disfrutar de un picnic. Para los espíritus más montaraces, la ascensión al Pico
del Lobo (2.273), el más alto del macizo de Ayllón (y de la provincia de
Guadalajara), es una posible tentación. Reserve parte de su tiempo para
visitar Riaza, Ayllón... o los pueblos de arquitectura roja y negra, como
Villacorta, Madriguera, El Muyo o Majaelrayo.
c.c
c.c
Comentarios
Publicar un comentario